El liberalismo en España es una corriente política que defiende la libertad individual, la propiedad privada, la igualdad de oportunidades y la limitación del poder del Estado. Surge en el contexto de la Ilustración y se consolida durante el siglo XIX.
Durante el reinado de Fernando VII, se produce un retroceso en las ideas liberales y se instaura un régimen absolutista. Sin embargo, tras su muerte en 1833, se produce un periodo de inestabilidad política conocido como la Primera Guerra Carlista, en el cual se enfrentan los liberales (partidarios de la reina Isabel II) y los carlistas (partidarios de Carlos María Isidro).
La Restauración borbónica en 1874 marca una nueva etapa para el liberalismo español. Durante este periodo, los partidos liberales se dividen en conservadores y progresistas, diferenciándose principalmente en políticas económicas y sociales. Sin embargo, la situación no es estable y las tensiones políticas y sociales desembocan en la dictadura de Primo de Rivera en 1923.
Tras la caída de la dictadura en 1930, se abre un periodo de intensa actividad política. Durante la Segunda República (1931-1936), hay una gran efervescencia de ideas liberales, impulsándose reformas sociales y políticas como el sufragio femenino, la separación Iglesia-Estado y la reforma agraria. Sin embargo, la polarización política lleva al estallido de la Guerra Civil Española en 1936.
Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), el liberalismo queda prácticamente suprimido. Sin embargo, tras la muerte de Franco, España inicia el proceso de transición hacia la democracia. El Partido Popular Democrático (predecesor del Partido Popular) y Unión de Centro Democrático (UCD) son los principales partidos políticos con influencia liberal en este periodo.
En la actualidad, el liberalismo en España está representado principalmente por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), aunque también se encuentran partidos más recientes como Vox, que se autodenominan liberales en ciertos aspectos. Estas formaciones políticas defienden políticas económicas liberales, reducción del intervencionismo estatal y la protección de las libertades individuales. Sin embargo, el panorama político en España es variado y las corrientes políticas no siempre se ajustan a los términos clásicos del liberalismo.
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